Hoy, el corazón de Estados Unidos está apesadumbrado. Anoche, tres miembros del servicio estadounidense murieron –y varios resultaron heridos– durante un ataque con drones contra nuestras fuerzas estacionadas en el noreste de Jordania, cerca de la frontera con Siria. Si bien todavía estamos reconstruyendo los hechos de este ataque, sabemos que fue llevado a cabo por grupos armados extremistas respaldados por Irán que operan en Siria e Irak.
Jill y yo nos unimos a las familias y amigos de nuestros caídos (y a los estadounidenses de todo el país) para lamentar la pérdida de estos guerreros en este ataque despreciable y completamente injusto. Estos miembros del servicio encarnaron lo mejor de nuestra nación: inquebrantable en su valentía. No flaquean en su deber. Son inquebrantables en su compromiso con nuestro país, arriesgando su propia seguridad por la seguridad de sus compatriotas estadounidenses y de nuestros aliados y socios con quienes apoyamos en la lucha contra el terrorismo. Es una lucha que no detendremos.
Los tres militares estadounidenses que perdimos eran patriotas en todos los sentidos de la palabra. Nuestra nación nunca olvidará su sacrificio supremo. Juntos defenderemos el compromiso sagrado que tenemos con sus familias. Nos esforzaremos por ser dignos de su honor y valentía. Continuaremos con su compromiso de combatir el terrorismo. No tenemos ninguna duda de que haremos responsables a todos los funcionarios en el momento y de la manera que elijamos.
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