Varios videos en las redes sociales mostraban a los clientes gritando y empujándose en un intento de escapar del edificio antes de que se cerraran las puertas.
CNN se ha comunicado con la oficina de prensa de Ikea en Shanghái para hacer comentarios.
En una conferencia de prensa el domingo, Zhao Dandan, subdirector de la Comisión de Salud de Shanghai, dijo que la «tienda y el área afectada» estarán bajo administración de «circuito cerrado» durante dos días. Los que estén dentro del cuadrilátero deberán someterse a dos días de cuarentena y cinco días de vigilancia sanitaria.
El lunes, los funcionarios de salud de la ciudad informaron seis casos de covid-19 transmitidos localmente en Shanghái, cinco de los cuales eran asintomáticos.
Shanghái, la capital financiera de China y hogar de 25 millones de personas, estuvo cerrada durante dos meses a principios de este año, lo que provocó la ira pública generalizada cuando los residentes informaron dificultades para pedir artículos esenciales diarios, incluidos alimentos y medicamentos.
El bloqueo se impuso bajo la estricta política de cero covid de China, que incluye pruebas masivas, cuarentenas extensas y el bloqueo de ciudades enteras para evitar cualquier resurgimiento del virus.
Basándose en la tecnología móvil y los grandes datos, el gobierno chino está utilizando un sistema de «código sanitario» basado en colores para controlar el movimiento de las personas y prevenir la propagación del virus.
Muchas ciudades chinas requieren que las personas presenten un código QR de salud verde para viajar en transporte público e ingresar a lugares como centros comerciales, gimnasios y restaurantes. El sistema registra su paradero y si han estado en contacto con un caso confirmado de covid-19: aquellos cuyos códigos de salud se han puesto rojos enfrentan un confinamiento casi seguro en instalaciones de aislamiento.
Los cierres rápidos se han vuelto comunes en el país, ya que el público se siente cada vez más frustrado con las reglas draconianas y la economía lucha para hacer frente a la interrupción.
La semana pasada, más de 80.000 turistas quedaron varados en la popular isla turística de Hainan después de que las autoridades anunciaran medidas de confinamiento para evitar un brote del virus.
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